Hoy en el Blog Alex nos narra su experiencia en la prueba de la Nariz de Oro, resultando ganador de la misma, cosa que nos enorgullece y particularmente lo celebro por justo merecimiento, por ser una persona entregada a su oficio y como en mas de una ocasión he comentado quien lo persigue lo consigue y con empeño, dedicación y pasión, los éxitos llegan. Desearle todo lo mejor en la final , estamos todos con el y que este solo sea uno de los reconocimientos que le están por llegar….
Los concursos hacen que no nos oxidemos, nos ayudan a reciclarnos; ponernos al día en aquellas materias que no se estudian hace tiempo y se tenían olvidadas. Creo que es muy importante en nuestro oficio de Sumilleres estar atento a las novedades, no estancarse, acudir a todas las catas que nos sea posible, en definitiva seguir aprendiendo.
Muchas personas me han felicitado estos días por la prueba de La Nariz de Oro en la Semifinal de Madrid y quiero aprovechar para darles las gracias a todos ellos por sus muestras de cariño. También me han preguntado como me he preparado para este día, y la verdad es que no he hecho nada especial. Solo hay un secreto: practicar.
Para la prueba frente a la copa negra puedes ensayar colocando varios licores, destilados o vinos e intentar recordar sus matices, pero la mejor práctica es la que se adquiere en el día a día. Tengo la suerte de trabajar en un gran restaurante con una carta DE LUJO, donde abro muchos vinos, licores y destilados de diferentes estilos y regiones todos los días y eso es una gozada para un sumiller. Hay veces que los abres y no les puedes dedicar toda la atención que quisieras porque vamos rápido; pero me dejo las copas en un rincón y cuando tengo un rato vuelvo sobre ellas y les dedico su tiempo. Esa es mi manera de entrenar mi nariz. El día a día.
Los concursos son una buena manera de promocionarse profesionalmente. Yo llevo muy poco tiempo dedicándome a este bello oficio donde existe mucha competencia, y cuando ganas, tu nombre empieza a sonar. Te promocionas y también promocionas el restaurante donde trabajas. Así todos ganamos.
Me presenté a La Nariz de Oro sin ninguna pretensión. Me apetecía conocer
su funcionamiento y vivir la experiencia. Todo el mundo en el sector sabe del prestigio de este concurso forjado año tras año. Son ya 22 ediciones. También al concursar se conoce a otros profesionales, se reciben charlas y conferencias de enólogos, sumilleres y formadores que resultan muy interesantes. Cuando llegué al Puerta de América no conocía a nadie, pero de repente me encontré con un gran amigo y compañero del curso de sumiller de la Cámara de Comercio: Aitor Paul, gran sumiller de Lavinia, con quien tuve el placer de compartir la experiencia. Siempre resulta agradable encontrar a un amigo entre desconocidos, y como él había participado en anteriores convocatorias, me orientó perfectamente en el funcionamiento de las pruebas. Comenzamos con una tanda de catas llamada “Los Mejores Vinos de España”, puntuando los vinos que nos fueron sirviendo. Continuamos con “Chile, paraíso vitícola”, donde Sergi Castro, sumiller de Bodegas Miguel Torres nos presentó el proyecto de esta gran bodega catalana en Chile.
A continuación Elena Adell, enóloga de Bodegas Azpilicueta, nos habló de la importancia de una buena copa a la hora de catar un vino, y qué razón tiene… fue una charla muy interesante. Al finalizar con Elena Adell tuvimos un rato para bajar a la sala donde estaban expuestas las bodegas que patrocinaban el evento, promocionando sus vinos. Aquí teníamos que estar muy atentos porque nos habían advertido antes, que podrían hacernos alguna pregunta referente a las bodegas y sus vinos en el examen teórico.
La siguiente presentación, de nuevo ya en nuestra sala, corrió a cargo de Rafael Vivanco, Director técnico de Bodegas Dinastía Vivanco, quien nos guió magistralmente en una cata vertical con sus deliciosos vinos justo antes del estupendo almuerzo que nos ofrecieron por cortesía de Vino+Gastronomía, regado con los vinos ofrecidos por Bodegas Azpilicueta, aunque después de tantos vinos catados durante la mañana, no tenía ganas de probar nada más y la mayoría bebimos agua.
Aquí empecé a notar algo de nervios, porque al terminar el almuerzo nos esperaba la Copa Negra. Había oído que imponía bastante, y de verdad lo pude sentir entonces cuando la tuve en frente. Los nervios ahora si eran claros. Teníamos 4 minutos para descubrir el vino que contenía la temida copa, y me decidí rápidamente. Tenía claro que mi primera impresión sería la que iba a anotar porque sabía que si empezaba a oler y oler, dudaría y se me pasaría el tiempo, así que me la jugué y me puse a escribir sin vacilar. El tiempo se terminó. La suerte estaba echada. Nos retiraron la ficha de cata y nos pusimos con la prueba teórica, que por cierto me resultó muy
complicada, pero también es lógico que lo sea en una prueba como esta. Y al terminar, ¡¡qué relax!! Ahora teníamos una masterclass de Chivas Regal con el Brand Ambassador Diego González, y creo que fue la que más disfrutamos todos porque la tensión había desaparecido y el ambiente era mucho más distendido.
No tenía ni idea si había acertado la copa negra. Todos comentábamos nuestras impresiones y no había unanimidad entre nosotros porque cada uno había puesto un vino distinto. Por fin las clases y los exámenes habían terminado y solo nos quedaba ya la entrega de premios. Comenzaron dando los nombres de los sumilleres clasificados y cuando solamente quedaba un mandil por entregar y había perdido la esperanza de estar entre los premiados, Vanessa, la organizadora del evento pronunció mi nombre y no me lo podía creer ¡¡Qué gran ilusión!!. Fue muy emocionante.
Agradezco especialmente a mis grandes amigos Miguel de Santceloni y José María Acuña que estuvieron animándome todo el día. Contar con ellos en ese momento lo hizo más especial si cabe. Y qué decir del recibimiento que me hicieron mis compañeros de Ramón Freixa Madrid…la leche!!! Les doy a todos las gracias y en especial a Patri y a mi familia, que se alegraron incluso más que yo.
Soy un friki de los vinos. Un afortunado de poder trabajar en lo que me apasiona. Soy feliz con lo que hago. Desde pequeño he vivido la hostelería al lado de mi familia, quienes me iniciaron en el oficio en nuestro negocio familiar: el Asador “Las Tinajas” de Cubas. Mi padre me ayudó con mis estudios en la Escuela de Hostelería y luego con el Curso de Sumilleres; y cuando le comenté que me marchaba del restaurante para ir a Santceloni, me apoyó como el que más y sigue apoyándome cada día. El vino solo me ha dado cosas buenas, y espero tener salud para poder disfrutar de él durante muchos años. Y que ustedes lo vean.
Salud para todos!!