Había oído hablar en múltiples ocasiones de este acontecimiento, y tengo que admitir que, como todos mis compañeros me habían anticipado, engancha. La verdad es que, aunque teníamos muchas ganas de participar, resulta una faena tener que pegarse el madrugón justo el domingo que es nuestro día libre, después de habernos acostado tarde el día anterior y no precisamente por haber estado de marcha, sino trabajando hasta tarde…pero esta vez el madrugón estaba más que justificado; el premio que Quim Vila había preparado para la ocasión, bien merecía quedarnos sin unas horas de sueño, porque la posibilidad de ganar unos estupendos 20.000€ por pareja no
se tiene todos los domingos…así que, después de llegar al Casino de Madrid en la Calle Alcalá con la hora un poco justa 09:30h y encontrarme allí a mi compañero de cata, mi buen amigo David Robledo (todo un lujazo de pareja), y pasar por la inscripción, accedimos a nuestro salón y a las 10:30h ya estábamos catando esas tremendas joyas con las que nos deleitaban Quim y su equipo.
La verdad es que se trata de una experiencia totalmente recomendable por reencontrarte con viejos amigos a los que hace tiempo que no ves, poder catar y disfrutar tratando de adivinar qué vino tienes entre tu nariz y tu mano, alucinar con el Casino que aunque lo ha visitado en varias ocasiones, nunca dejo de admirarlo, y compartir la emoción con tantos y tan grandes profesionales.
Pasaron por nuestras narices y bocas joyas españolas y extranjeras. De los 7 vinos de la fase clasificatoria, solamente 2 eran españoles y 5 eran extranjeros, aunque en las Bases del concurso decían (cito textualmente): -los vinos a catar serán vinos del mundo, con especial protagonismo de los vinos españoles-. Esto lo hizo más complicado pero a la vez mucho más divertido porque estamos mucho mas acostumbrados a catar los vinos nacionales y así fue más emocionante y a la vez desconcertante.
Pasados 90 minutos de deliberaciones y elucubraciones entre David y este que escribe, cerramos los sobres con nuestras notas de cata y nuestras anotaciones sobre los vinos que nos habían ido sirviendo y por un momento los nervios se calmaron un poco. La suerte estaba echada. Ahora quedaba esperar a la corrección de los exámenes de las 120 parejas por parte de los renombrados jueces del evento, y mientras éstos se ponían manos a la obra, los demás pudimos deleitar nuestros sentidos con una
estupenda representación de mas de 30 bodegas y 160 vinos y destilados, a la vez que mas de 40 tipos diferentes de quesos afinados por Vila Viniteca que nos agasajaron e hicieron mucho más agradable la espera.
Por fin llegó la hora. Eran las 13:30h cuando nos citaron en el gran salón y dieron primeramente el nombre de los vinos catados y después el número de las parejas clasificados. Solamente 10 parejas de las 120 participantes, pasaban a la ronda final…y nuestro número, el 97 no fue nombrado. Una lástima, pero nos quedó un buen sabor de boca y muchas ganas de volver a participar el próximo año, aunque el concurso tiene una sede alternativa entre la Capital y la Ciudad Condal, tendremos que desplazarnos hasta allí si queremos volver a concursar.
La final con las 10 parejas clasificadas de convocó para las 16:30h y se anunciaron los ganadores a las 18:00h. Mi más sincera enhorabuena a todos porque me parece meritorio lo que conseguisteis hacer al clasificaros. Me quito el sombrero ante tan grandes catadores. Y también mis felicitaciones a Quim Vila y su equipo por su estupenda organización y reunir a tantos grandes catadores venidos desde distintas partes del mundo: 8 parejas francesas, 1 de Luxemburgo y 1 de Andorra. De hecho la pareja ganadora de la edición anterior y 3er puesto en esta, está formada por unos franceses.
El interés por el concurso cada vez es mayor, y es tal que el cupo de inscripciones se agotó en solo 6 días, aunque el precio de inscripción por pareja era de 100€.
En resumen me parece un evento de gran importancia como impulso de la divulgación de la cultura del vino y del trabajo en equipo, ya que muchas veces no es fácil llegar a un consenso entre la pareja a la hora de catar y decidirse por uno u otro vino. Creo que lo importante es divertirse y pasarlo bien con el vino ya que este mundo además de nuestro trabajo, nos sirve para relajarnos, hacer amigos y disfrutar catando. Quiero dar mi enhorabuena a Fran y Xan que consiguieron clasificarse (que grandes), a Raul y Javi mis compañeros de Ramon Freixa Madrid que participaron también y lo hicieron genial, y sobre todo agradecer a mi compañero y amigo David Robledo haber vivido esta experiencia junto a él. Ha sido todo un privilegio. Y aunque no estuvimos clasificados, nos lo pasamos genial y nos picó el gusanillo para el próximo año.
Salud!!