Hay quien sostiene que en el frigorífico de cada familia, encontramos el reflejo de su Salud, sus hábitos alimentarios, sus carencias y que dice mucho sobre como cuidamos nuestro cuerpo. Quizás en el texto que hoy presento, del cuaderno de Santi, faltaría puntualizar algo que en los últimos años , por la maldita crisis, ha condicionado las despensas de muchas casas, cuando Santi redactó este texto, eran años de bonanza en España, hoy es otro cantar, y muchos domicilios ven como sus neveras expresan la realidad de lo que cuesta a muchas familias, llevarse el pan a la boca, triste y real, lo que es un bien básico, alimentarse ,hoy es para muchos una odisea, Salud y ánimos para todos ellos….
¿Que Tiene El Frigorífico?
Después del fuego, el control del frío es lo que más ha revolucionado nuestra alimentación. Tenemos de todo y durante todo el año, la abundancia que no cesa o la sensación de seguridad que la sociedad exige . Tenemos en casa tantas provisiones que parece como si hubiera llegado el fin del mundo y tuviéramos que vivir encerrados en un refugio, sin poder salir, durante semanas. Me contó uno de los cocineros de Franco que el dictador tenía almacenadas tal cantidad de provisiones en la bodega de El Pardo, que cuando se murió, tuvieron que sacar camiones de latas de espárragos, pimientos, alcachofas, fabada y chorizos…
Hoy, sin miedo a nada, se compra compulsivamente en las grandes superficies, cargando los carros una vez a la semana para no tener que andar después del trabajo a la tienda de la esquina. Llegar a casa y tener la comodidad de abrir la cervecita y poder comerse unas croquetas fritas o calentarse unas Fabes a la asturiana es » guay del Paraguay». Son una ínfima minoría quienes compran en la plaza del mercado o que tienen una relación cordial con el tendero que vaya más allá de comentarios sobre si parte del lomo de cerdo que más le apetece es la de dos colores, como se conoce en el lenguaje popular. La tienda de ultramarinos, con sus productos tan bien dispuestos , con olor a jamón del mejor y a queso de verdad, es un exponente de la más alta calidad. Ya sé que comprar poco y menudo a alguien le puede parecer una pérdida de tiempo, pero hay que
diferenciar , escoger el producto necesario, y el buen trato no es estándar, es un rostro con una sonrisa. Al cuerpo humano lo acostumbramos a comer y de forma instintiva el cerebro codifica, selecciona, acepta o rechaza determinados ingredientes o preparaciones culinarias. Es cierto que cada día se come menos cantidad y no es menos verdadero que determinados productos como el cacao, la trufa, el azafrán, la cafeína, por citar algunos, consiguen enganchar y convertirnos en adictos. Si en el frigorífico lo que tenemos son productos llenos de aditivos, conservantes,
gelificantes, emulsionantes, espesantes, antioxidantes, edulcorantes…. nuestro paladar se convertirá poco a poco en un reflejo de la nevera. Y la generalización de este reflejo creará una sociedad claramente decantada por productos sospechosos de poca naturalidad, con lo cual, recordando el viejo aforismo de que » somos los que comemos», seremos una sociedad que vivirá envasada. El frigorífico, el congelador, el microondas pueden conseguir que pongamos en la mesa, en pocos minutos, platos preparados, calentitos y sofisticados. Serán seguramente
apetitosos, al gusto construido por excelentes profesionales, pero el sentimiento en esos platos está bajo cero, como el congelador, ilustran si me apuran, una manera de vivir la vida sin sentirla, de ir tirando, aunque, eso sí, con el toque moderno, al último grito, que nos proporciona un espectacular frigorífico. En realidad lo que más nos sigue gustando es el arroz con pollo que la suegra o el suegro preparan los domingos, pero que no resistimos la tentación de probar los sushis del último restaurante japonés de moda, aunque su atún rojo tenga un color artificial y sea tan desabrido que, sin el wasabi mezclado con soja, sería una simple textura para nuestro paladar.