Llevo observando hace algo más de un par de años que los camareros recobran algo de protagonismo, que se han incentivado y poco a poco se levanta el interés que merece un buen servicio, donde no vale con ser atento y discreto sino que se debería exigir unos conocimientos del oficio y del medio donde se ejerce para estar a la altura de cualquier devenir.
Desde mi punto de vista, la crisis económica ha sido la que hace mirar más el oficio de camarero como una alternativa de vida, si, porque esto es una forma de vida y no debemos olvidarlo, trabajar los festivos y unos horarios tan raros que no ha sido muy popular este oficio que tanto bueno tiene, y que si lo comparamos minuciosamente con cualquier otro tampoco hay tanta diferencia, ni que no se solvente ésta con otros beneficios propios del puesto.
La cocina es la reina y estos años pasados de bonanza económica la materia prima de lujo empezó a abundar conforme se perdía el uso del gorro de cocina, fotos de cocineros abundaban por doquier y el camarero empezó a vestirse de negro y perderse su imagen como una sombra detrás de la silla del cliente. Estamos de acuerdo con que la cocina es la reina, y que el servicio es secundario, pero sin un buen servicio el arte culinario no brilla como debiese y es el engranaje que une la cocina con el cliente, y a su manera fija, limpia y da esplendor como la RAE.
De un tiempo a esta parte el Gintonic se prepara cuidadosamente delante del cliente, los cortadores de jamón profesionales proliferan como setas, se han desempolvado réchaud y sauteuse, cocteleras y litos blancos vuelven a menearse con alegría y las tenazas del sumiller, se encargan de esos vinos clásicos que la moda Parker olvidó, y que también resurgen de las bodegas para traer la verdad a las copas.
Las tablas de quesos se están poniendo de nuevo de moda, los uniformes negros de mandiles negros y litos negros que volvíanla imagen del servidor negra están desapareciendo y resurgen las pajaritas, dignas de la fiesta que debe ser un Restorán.
Los geridones se llenan de productos que el Camarero luce y vende y estimula con ello al cliente, asados y cocotte vuelven a la palestra con la feliz presentación y puesta en escena, los sumilleres volvemos al mandíl y el tastevin y así, discúlpenme si no les cuadra lo que opino, vuelva a parecer un Restaurante, a oler a comida, sin necesidad de pasar por los mesones de antaño que tanto alaba el genial Leo Harlem.
Dedicado a esos cabezotas que no perdieron la fe en el oficio, y que pensaron que un monje con hábito es más monje que sin él.
Gracias Custodio, gracias Mariano, gracias a las sufridas Escuelas de Hostelería.
Acertados los comentarios ? . ACERTADÍSIMOS, sin olvidar que incluso en los grandes eventos el personal extra está demostrando que quiere aprender, no sólo dar el servicio y marcharse a su casa sino preocuparse por el cliente.
Un breve inciso que si permitis haría es que esta nuestra profesión fue devaluada durante algunos años sin menospreciar a nadie por los (estudiantes) muy cómodo para ellos ganar un pequeño jornal para pagarse sus estudios lo entiendo y me parece algo estupendo.
Devaluar ¿porqué? : No sentían la profesión, Hicieron que se bajaran mucho los precios.
Esto fue el hecho que durante algunos años en la Hostelería todo valía , hablo de los años 88 al 2000.
Muchas gracias
Un Saludo
Jesús Madruga
Buenas madrugadas Jesús, no puedo estar más de acuerdo con tus palabras , cuando me preguntan sobre la gran problemática de nuestro sector, siempre respondo lo mismo,gran culpa de ello, los empresarios que contrataban a personal no cualificado , temporal, por abaratar costes, esto tiende por suerte a desaparecer, simplemente porque el cliente casa vez sabe más , conoce más y exige mejor trato . Gracias por pasarte por este humilde blog! Un abrazo
Estoy mas que de acuerdo con lo que expone Adan . Para mí la sala es tan importante como la cocina. Hace poco lei un comentario en twitter que me hizo pensar bastante . Decía que » un fallo en la cocina se puede disculpar. No así un fallo en la sala. Y es que la sonrisa y su prima hermana la seriedad, el cuidado, y en definitiva las técnicas de sala que nos llevan a la elegancia son mas difíciles de pulir que una liebre a la Royal
Totalmente de acuerdo Juan, es mas todo lo que tiene que ver con emociones, carácter, actitudes, no hay manuales que valgan, cuando interviene todo lo emocional, que te voy a contar, en muchas ocasiones cuando doy una charla , comentó los paralelismos que existen entre nuestro oficio y el oficio del actor , anteponer tus sensaciones y emociones , para conseguir sacar la mejor sonrisa a los clientes, conseguir emocionar , definitivamente mas complicados que una Royal!!! Un abrazo y gracias por pasarte por mi blog, sabes que en nuestra casa te admiramos y te queremos !! Un abrazo !!!
La hosteleria esta punto muerto. Por que no quieren profecionales, solo para salir del paso. Ono.
Esa es la lucha Angel , profesionalizar el sector, pasa por el empresario, las instituciones y la propia mentalidad del trabajador .
Un abrazo