Ya he comentado en mas de una ocasión lo que me impactó la primera vez que entré en can Fabes y percibí por primera vez el intenso olor a trufa Negra, nunca he podido olvidarlo, ni he querido, es un olor tan característico, tan especial que solo pensarlo me pasan todas las imagenes y recuerdos que asocio ha este manjar que nos ofrece la tierra. Acabamos de pasar unas semanas mágicas donde podemos disfrutar de las dos grandes Trufas, la Trufa Blanca de Alba y La Trufa Negra conocida como Tuber Melanosporum o trufa Perigord, por lo de diferenciarla con la Indicum , de sobras conocida y que no aporta la intensidad ni el aroma de nuestra trufa. Rescatamos un texto de Santi de su libro la Cocina es Bella, donde muestra su pasión y conocimiento por este producto.
La Trufa, Un Mundo De Sensaciones…
Las primeras trufas se recogen a mediados de noviembre, y la temporada termina a mediados de marzo. Las mejores son las negras y, siempre, las recogidas después de Navidad. Claro está que hablamos de la Tuber melanosporum o trufa del Perigord, << el diamante negro de la cocina>>, como la define Brillat-Savarin; <<el santo de los santos>>, como la califica Alejandro Dumas; o <<el Mozart de las setas>>, como dijo de ella Gioachino Rossini.
Si no llueve en julio o Agosto, la cosecha de trufas será escasa, y eso provoca que los precios se pongan por las nubes. Los mercados de Vic, Graus y Morella y las plantaciones de Soria son referencias obligadas cuando hablamos de trufas. Actualmente, la mística del negro tubérculo alcanza gran envergadura. Muy lejos quedan las experiencias industriales y comerciales de la familia Puig de Granollers, con Paulino Puig a la cabeza, en un País donde, hace 35 años, pocas trufas se consumían. En Barcelona, fue Josep Maria Freixa quien, desde el restaurante El Racó d’en Freixa, tuvo el acierto de iniciar unas jornadas monográficas sobre la trufa bastante interesantes.
Jóvenes cocineros de toda España están hoy participando en un despertar gastronómico que se prevé muy positivo para el crecimiento del consumo interno. Tal vez ya no se exportarán tantas trufas a la vecina Francia, sino que las buenas mesas del País honrarán a sus huéspedes con lo mejor de nuestra tierra.
Con trufas se pueden elaborar platos como catedrales: Trufa en
Costra, al Rescoldo o la famosa pularda demi-deuil, que les recomiendo que degusten ustedes en el restaurante L’Ambroisie de París, en la plaza de los Vosgos, donde el cocinero Bernard Pacaud mantiene la herencia y la memoria del buen hacer de la mère Brazier, aquella gran cocinera lionesa, única mujer en toda la história que ganó para cada uno de sus restaurantes las tres estrellas Michelin. Fue la Alain Ducasse de su época.
Una ensalada de trufas con un chorrito de aceite de oliva y sal bien vale el viaje. O unos huevos revueltos con trufa, una tortilla bien babosa o , ¿ Por qué no?, un suflé de trufa. Quien se encuentre en la zona de Carpentras hallará en el pueblo de Mondragon un pequeño hotel, la Beaugravière, donde los amantes de las sensaciones con carácter pueden disfrutar de las creaciones de Monsieur Julien, uno de los mejores especialistas en trufas de Francia. En Cataluña, la Fonda Sala, de Olost de Lluçanès ( Barcelona) es también célebre por sus trufas y su Becada.
El arroz, la sémola, las verduras, la costilla de cerdo, unas buenas butifarras o una simple pasta hervida casan con la trufa a la perfección . El problema es adquirirla. Raramente se encuentran trufas en los mercados y cuando se compran en conserva, hay que comprobar que se trata de la Tuber melanosporum, ya que , de lo contrario, se trata de trufas de verano, trufas teñidas o trufas del Himalaya, comercializadas a veces a precio de trufa Europea, que no les corresponde en modo alguno. En caso de duda, no tenemos más salida que consultar a algún amigo cocinero, quien como experto, deberá ser nuestro comprador.
Una receta muy sencilla pero que sin duda apasionaba a Santi, tan simple como:
Pan Y Trufas