Creo que ya en una ocasión les confesé mi orientación inicial en el mundo de la hosteleria, quería ser cocinero, esa era mi intención cuando por primera vez visité una escuela de hosteleria, yo ya había practicado como camarero en un pequeño bar que regentaban mis padres en mi pueblo, Arbúcies, pero la cocina siempre me había atraído, y ver todos los cocineros disciplinados en la cocina, aprendiendo, cortando, emplatando, probando nuevas recetas, diseñando platos, era algo que me gustaba y que siempre que tenia la ocasión en mi casa, y me dejaba mi madre, probaba y experimentaba.
Casualidades de la vida, gran demanda de cocineros, escuela que se entraba por puntuación, yo no llegué a la necesaria para entrar directamente a estudiar cocina, y en la sala , a pesar de que en aquel entonces la demanda era mayor que en la actualidad, me daban plaza segura, con lo que no me lo pensé dos veces, y decidí entrar a estudiar el oficio que hoy practico con tanta pasión. Siempre me ha gustado y a veces el destino nos da un empujón para que las cosas sigan en la mejor dirección posible, si es que las cosas están predestinadas a que sucedan, yo a veces pienso que si.
I porqué les cuento todo esto, bueno hoy estaba viendo desde la distancia a un nuevo empleado, que lleva unos meses con nosotros, aprendiendo, recién salido de la escuela, con todas las ventajas y a veces miedos que esto comporta, empezando en una casa con tanta exigencia como es la nuestra y con toda una base para construir, ya les confesé hace un tiempo de mi predilección por fichar a gente que estén con las ansias de formación y aprendizaje, de volver a instruir desde la propia casa mas que buscar el currículum perfecto, con los vicios que en muchas, no todas, esto comporta.
El camarero, haciendo labores de ayudante y en ocasiones empezando a practicar con alguna mesa, sirvió un plato a unos clientes, quienes le preguntaron como estaba cocinada la pieza de carne que les había servido, el semblante le cambió, le invadieron los nervios, se puso pálido, empezó a tartamudear y enseguida , como es lógico , sus compañeros y yo mismo , acudimos al rescate, explicando al cliente dicha elaboración.
Y es en este punto, la reflexión del post de hoy, de la necesidad que tenemos de tener conocimientos culinarios, en muchas ocasiones vemos a la cocina como nuestra antítesis, con las reñidas tópicas, típicas y en muchos casos absurdas situaciones entre sala y cocina. Lejos de todo esto, existe una realidad, para ser mejores profesionales, debemos tener bases de cocina, debemos conocer las bases de las salsas, como se elaboran los platos, la morfología de ciertos ingredientes, y si me apuran , la filosofía y el estilo de la cocina y mejor dicho del cocinero , Chef, que dirige el establecimiento, creo que esto nos hace mejores en nuestra labor diaria.
Es de obligación conocer la historia de los platos que vendemos, saber su origen, los productos que lo componen, la estacionalidad, en que se inspiró el chef para crearlo, saber como se cocinan, como se elaboran, las horas, las técnicas e incluso, y esto es muy importante , el sabor, si somos capaces de transmitir cono sabe con toda esta suma de detalles a nuestros clientes, fomentaremos las ventas y facilitaremos el trabajo, que a muchos clientes tanto les cuesta elegir.
No se pongan limites, amplíen el horizonte de sus miras y valoren todo conocimiento que se preste, nunca se sabe cuando tendremos que recurrir a ello……
Hola Abel, quiero constatar que este es uno de mis lemas desde hace mucho tiempo, Y si que es verdad que en más de una ocasión, hemos tenido clientes con amplios conocimientos en gastronomia, que nos han ayudado a entender ciertas salsas , carnes, pescados, etc….. Creo que es importante saber escuchar al cliente sus opiniones nos ayudan a elaborar platos, sus gustos a matizar diversos sabores. Como siempre Abel, muy buen artículo, y para los jóvenes que empiezan, algo para no olvidar.
Un saludo
Buenas tardes Jesús
Efectivamente podemos aprender y mucho de nuestros clientes y de sus experiencias, hay que escuchar su feed back, la crítica siempre es buena, y hay que exigir a nuestros equipos las ansias de formación que no se apalanquen , que tengan esa innata voluntad de cada día hacerse con algo nuevo.
Un Placer!! Un abrazo