Preguntas
En el cartero y Pablo Neruda de Michael Radford, se puede escuchar el siguiente consejo del poeta al joven enamorado: “No quieras ser una hoja seca que ondula en el viento”, en clara alusión a que en esta vida hay que tener carácter, personalidad e iniciativa, porque el esfuerzo es necesario para ello se ve recompensado con el amor.
Para llegar a ser algo, no hay duda en que tenemos que partir de un lugar, tener un origen, construir una identidad,aprender a convivir entre las culturas que se expresan de mil formas, y una de esas formas es lo que comemos y cómo comemos. Nuestra comida tiene origen en las civilizaciones griega y romana; Somos de raíz mediterránea y plantamos olivos en California y enseñamos a freir pescados y verduras en Japón. Supimos dar colorido a nuestras cocinas con ajíes y tomates del Nuevo Mundo y aprendimos a fabricar fideos después de los viajes de Marco Polo. Cuando se habla tanto de mestizaje y fusión culinaria como resultado de la nueva era globalizadora, nos seguimos preguntando porque se detecta tanto miedo a perder la identidad. ¿No sabemos con exactitud de dónde partimos y hacia dónde nos dirijimos? ¿O las dudas no acechan porque nos encontramos desorientados, y ni siquiera acertamos a hacer camino al andar, como escribió Machado? ¿ No sabemos regresar a casa, a lo conocido, identificado, amado, vivido? ¿No es verdad que para descubrir, conocer y aprender, tenemos que construir sobre la base de nuestra propia cultura mediterránea?
Cada día es más complicado defender lo sabrosa y gratificante que resulta la cocina tradicional sin ser acusado de optar por una cocina vieja contraria a las cocinas nuevas. Se habla de novedad culinaria y se relaciona con vanguardia creativa, y esta cocina de vanguardia se relaciona con las vanguardias artísticas. La cocina parece describir los fenómenos gastronómicos al dictado de los propios actores. ¿Es o no una necesidad objetiva investigar y contrastar las informaciones , analizar y reflexionar desde ámbitos independientes y alejados de las órbitas de amiguismos e intereses diversos? ¿Existe o no confusión sobre la función de las vanguardias? ¿No da la sensación de que las vanguardias culinarias son hoy utilizadas para intereses comericales? ¿ No es lógico pensar que podrían encontrarse secuestradas por el todo poderoso don Dinero?
Para salvaguardar la libertad culinaria de las influencias de determinados entornos, tendríamos que construir un código deontológico propio, un código en el que la distinción entre lo natural y lo artificial delimite la ética de una profesión artesana, que pretende cocinar la naturaleza para humanizarla y no deseaverse traicionada en nombre de otros intereses que no sean el de restaurar a las personas de forma justa, sana y sostenible.
Me encanta leerte.