La cocina está de moda, programas como el de Alberto Chicote, » Pesadilla en la cocina» o el ya cada día mas popular » Master Chef «, ayudan, siempre a gozado de un alto populismo el Chef de Cocina, todos hemos visto hablar a cocineros, en debates públicos, no solo de cocina, de cualquier tema de actualidad, Política, Cultura, Sociedad…. Tanto es así , que en los círculos privados, de nuestras amistades, los temas y las conversaciones que cobran mas interés, son las que tienen que ver con nuestra profesión, raro es que no salgan los temas de mayor actualidad gastronómica, en nuestras habituales tertulias. Hoy en el cuaderno de Santi, he querido mostrar una reflexión personal que santi hacia en su libro Palabra de Cocinero, donde nos habla de las relaciones, de las amistades y de los amigos cocineros, creo que puede ser muy interesante, les invito a la reflexión…..
Amigos Y Cocineros
Al ritmo de la publicidad frenética que vive hoy la cocina, resulta difícil para un cocinero encontrarse con sus amigos sin hablar de cocina, de restaurantes o de las aspiraciones mediáticas de nuestros Chefs. Con el paso de los años nos relacionamos con los demás por afinidades culturales, obligaciones profesionales, parentesco o naturalmente por vecindad. Pos suerte, nací en el Mediterráneo, donde, socialmente hablando, todos tenemos en común que pesan más los valores y la calidad de vida que la obsesión de ciertas sociedades por amasar
fortuna. Nuestra forma de entender la vida nos hace más próximos los unos a o los otros , y las diferencias desaparecen cuando conversamos en la barra de un bar, nos bañamos en una piscina pública o asistimos a un partido de fútbol. No hay distancias ni barreras en los restaurantes. Si uno ama la cocina termina por conocer los mejores restaurantes porque un día es un día. Y lo mismo pasa en casa, donde cada celebración es motivo más que suficiente para descorchar in buen vino.
Con el paso de los años sufro cuando por culpa de mi oficio me veo mentalmente encasillado: frecuentamos poco el teatro, asistir a un festival musical es una heroicidad o ir al cine es una afición rara. Participar en una conferencia de la que no sea uno mismo el protagonista es como ganar un Nobel . Créanme, en la vida del cocinero es necesario tener amigos que no compartan nuestras obligaciones. Con razón soy feliz al ampliar mi círculo de amistades y puedo presumir de compartir mesa con actores, poetas, escritores ,deportistas, pintores….. Aunque sea sólo para escucharles, es como limpiar la cabeza de preocupaciones banales y entrar en un mundo más filosófico, a menudo con muchas ilusiones por conquistar.
Mis amigos cocineros que, como diría el escritor, no son ni los conocidos ni los saludados, sino unos pocos y entrañables seres humanos que saben vivir tanto o más que cocinar, conocen tan bien como yo el malestar que nos produce el no poder gozar de unos horizontes más vastos. El cocinero no se forma sólo a base de técnicas : es necesaria una sólida y amplia humanidad para abrazar las culturas, los territorios y sus gentes. El cocinero, fuera de su entorno debería quitarse la chaquetilla que le protege en su interior y abrirse, enriquecerse,
practicar con menos recetarios, escuchar a la vida. La ilusión de los amigos por tener un amigo cocinero no debería condicionar en nada las relaciones personales, aunque, para serles sincero, lo que más feliz me hace es cocinar para los que quiero, y sigue sin importarme ponerme a asar o freír en mi día de fiesta; en realidad, es algo instintivo, que me sale de dentro como a otros cantar.
Hemos entrado en el Otoño. La despensa se nos llena de buenos productos y la inspiración para crear con ellos nuevas recetas o rememorar las antiguas nos convierte en apasionados de nuestra profesión. Mis diarios culinários, las recetas de los domingos, los itinerários gastronómicos, continuarán inspirando mi cocina, aprendiendo y renovando mi saber, siempre con el convencimiento de dar a los demás lo mejor de mí mismo. Pudiendo hablar a través de un puré de patatas, una salsa de café, el olor de una perdiz asada, la textura de un lomo de ciervo con jugo de enebro o el sorbete de moras confitadas que me trajo Teresa en el verano que acabamos de dejar atrás, me resulta más apasionante vivir. ¡Qué pena que algunos prefieran hoy el frío de los productos bajo cero, el sabor a grasas que recuerdan el alquitrán o los refrescos con aditivos, conservantes y estabilizantes! No les dé pereza preparar y tomarse un zumo de naranjas recién exprimidas: la diferencia con un zumo industrial es sorprendente. ¡Seamos amigos!