Ya de vuelta después de unos días de excesos y relax, con una pausa en este espacio, mas que necesaria, para poder desconectar y dedicarle mi tiempo en pleno a la familia, al igual que las navidades, las mesas son las protagonistas, las sobremesas agradables, y la vuelta a lo tradicional, unos buenos buñuelos de Bacalao, los últimos » Calçots» de la temporada, unos » Cargols a la LLauna», o la grandeza de un pan con «Tomaca» con Butifarra de Pagés, simpleza , pero que simpleza mas agradable. Hoy de vuelta , a ponerse en forma y controlar los excesos, hay que empezar a prepararse que se acerca el Verano, no soy obsesivo del físico, mas bien por salud, y por estos temas trata el cuaderno de Santi que hoy les ofrecemos…..
ALIMENTAR EL ESPÍRITU
Cuando Sócrates escribió: “Me censuráis por comer muy poco. Pero sólo como para vivir, mientras que vosotros vivís para comer”, nos transmitía un mensaje sabio, sobre el cual conviene reflexionar en una época como ésta, en la que las comilonas para despedir el año están a la orden del día. _Y que nadie tema que por estas reflexiones lo tachen de místico, porque estoy convencido de que el mensaje de Sócrates es que vivir es sinónimo de calidad, mientras que una alimentación basada en los excesos es muy poco placentera.
A menudo he oído que los cocineros de hoy parecen filósofos. En realidad, la cocina siempre ha preocupado a quienes quieren conquistar su propia mente, ya que dominar los sentidos es básico para liberarse de ciertos deseos cotidianos, que pueden llegar a entorpecer el pensamiento y no digamos el cuerpo.
Sabemos que no existe ninguna receta mágica que pueda equilibrar los excesos alimentarios. Determinados fármacos que ayudan a quemar grasas son, si me lo permiten, y por mucha ciencia que los avale, antinaturales. Si se acompaña de un buen control médico, el proceder ancestral de realizar ayunos para eliminar sustancias nocivas del organismo es un óptimo sistema de depuración, aunque excederse a no comer, como los excesos de signo contrario o los excesos en general, no es compatible con vivir bien.
Para ayunar tiene que existir razones convincentes, que, si se relacionan con la conciencia personal, pueden ayudarnos a trazar el camino espiritual, que como dijeron Buda y Jesucristo, es el auténtico alimento, el pan de vida. La visión del conjunto es lo ideal, y la liberación de lo físico se logra con el conocimiento de nuestra conciencia interior.
El mayor placer en la comida lo he encontrado sin buscarlo. En un mundo cada día más apegado a la posesión de objetos, los valores y los referentes éticos y morales venden poco. La búsqueda de la felicidad es a menudo confusa y difícil de digerir, cuando en la tierra la violencia y el hambre azotan la existencia de tr4es cuartas partes de la humanidad.
Al exponer desde nuestras páginas unas creaciones culinarias, es necesario hacer autocrítica. ¿Por qué no buscamos en los pequeños detalles la verdad de nuestra cocina? Nos vienen a la mente muchas preguntas: ¿Por qué se ensalza el lujo de determinados alimentos y, en cambio, no sabemos sentir la grandeza de una cebolla o una patata bien servida y aliñada con aceite de oliva? Vivimos sin vivir, tal vez confundidos por las apariencias y sin saber que podemos tocar el cielo a través de la mesa si, como el monje budista Donald Altman, aprendemos a saborear el delicioso postre que es precisamente el aprender.
La imagen de una tarde de invierno después de una hogareña comida en familia y con amigos al lado del fuego, nos permite comprender por qué en nuestras culturas occidentales apreciamos tanto las conversaciones pausadas y apasionadas. Al caer el día con la copa de un buen brandy y el sabor de un habano, nos invade una cierta nostalgia lógica de los grandes momentos pero al mismo tiempo mantenemos la ilusión reconfortante de que cada día es único y superable si sabemos alimentar el espíritu.